Salud Pública promueve buenas prácticas en la atención de los mayores

El Ministerio de Salud Pública, a través de sus diferentes efectores, promueve la adopción de buenas prácticas en la atención de las personas mayores, adecua los servicios a las necesidades de este grupo poblacional, efectúa un abordaje integral de la persona que envejece y su entorno, promueve el autocuidado y facilita su máxima autonomía e independencia.

Para ello, cuenta en su estructura con una Supervisión de Salud del Adulto Mayor, en el ámbito de la Subsecretaría de Medicina Social, que articula acciones con instituciones públicas y del sector privado, para el cuidado integral de la salud de las personas mayores.

El 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez, fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a partir de la iniciativa de la Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez.

En esta jornada, se busca reflexionar sobre los estereotipos e imágenes que cada individuo tiene de la vejez, los tipos de violencia que muchos mayores sufren y las formas de prevenir y erradicar situaciones violentas en el ámbito familiar, institucional y comunitario.

Atención Integral del Adulto Mayor

En el hospital Señor del Milagro, desde el 2 de marzo funciona un Consultorio del Adulto Mayor, espacio destinado a brindar atención integral a personas mayores de 65 años, y realizar actividades de promoción de salud y prevención de problemáticas de esta población.

Este consultorio funciona en Rivadavia 1350, fuera del ámbito hospitalario, en forma gratuita y destinado a toda persona mayor, cuente o no con cobertura de obra social. Allí se desempeñan dos médicos especializados en gerontología y clínica médica, una licenciada en psicología y una enfermera profesional.

Las consultas pueden ser espontáneas o programadas. Los turnos pueden solicitarse de lunes a viernes, de 10 a 13, a través de la línea telefónica 4215560.

La responsable del Consultorio, Mariana Garzón, se refirió a las imágenes y estereotipos que cada persona tiene de la vejez. “En muchas oportunidades, esta percepción está relacionada con connotaciones significativas de violencia, cuestión que agrede y limita”, manifestó.

La profesional dijo que los mayores se enfrentan, a menudo, con distintas formas de violencia, que tipificó como social, institucional y directa.

Una característica de la violencia social es que legitima estereotipos y conceptos negativos sobre la vejez. "En mi experiencia como gerontóloga, en muchas oportunidades familiares o allegados de pacientes me manifestaron ‘el abuelito no puede’, expresión absolutamente negativa y cargada de limitación", expresó la médica.

Por violencia institucional se entiende la existencia de estructuras armadas que no son efectivas para las personas mayores, por carecer de políticas inclusivas. La violencia directa implica violencia física, psicológica, económica, sexual o de otro tipo.

Ante esta realidad, desde el Consultorio y el programa de Internación Clínica del Adulto Mayor se trabaja para fomentar el empoderamiento del paciente mayor, brindando información clara y posibilidades de tratamiento, facilitando la obtención de turnos y el acceso a una atención médica de calidad. 

Maltrato y buenas prácticas

El maltrato a las personas mayores se define como "la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana".

La acción puede ser física, psicológica/emocional, sexual, por razones económicas o materiales, o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión que causa daño o sufrimiento, como abandono, menoscabo de la dignidad o falta de respeto. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos.

Constituyen buenas prácticas en la atención de los mayores, valorarlos y respetar su identidad, privacidad, sexualidad, intimidad, evitar los prejuicios, discriminaciones y estigmatizaciones, dedicarles tiempo, hablarles claro y con amabilidad, respetar sus capacidades y habilidades, etc.

Cada persona envejece de forma única, por lo tanto, las intervenciones en salud deben efectuarse desde el enfoque de la atención centrada en la persona, lo que implica que las acciones, servicios y recursos humanos hacen foco en sus preferencias, deseos, capacidades y habilidades, favoreciendo su autonomía.

Se prevé que para el año 2030, en todo el mundo, habrá un aumento sustancial en la población de personas de más de 60 años. Eso hace suponer que también se pueden incrementar los casos de abuso hacia estas personas.

Durante mucho tiempo, esta problemática ha sido un tabú, pero en los últimos años ha comenzado a tener más visibilidad como problema a nivel mundial. No obstante, sigue siendo uno de los tipos de violencia menos abordados, que afecta a la salud y los derechos humanos de millones de personas.

El envejecimiento de la población mundial es un indicador de la mejora de la salud. Se estima que en el mundo viven 650 millones de personas de más de 60 años, y la proyección hacia el año 2050 es de 2000 millones.

En el año 2015, se aprobó la Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que pone la mirada en el cuidado integral de las personas mayores.